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  • Es una oportunidad para democratizar avances científicos: especialista espacial 
  • “Me preocuparía que todos los esfuerzos no se traduzcan en beneficios para la humanidad, que es merecedora del conocimiento”, argumenta la Dra. Julia Martínez. Avances en agricultura, medicina y comunicación deben ser algunas de las implicaciones 

Hace una semana el multimillonario británico Richard Branson, fundador de Virgin Galactic, viajó por primera vez como turista espacial en la cápsula VSS Unity, impulsada por la nave SpaceShipTwo para superar los 80 kilómetros de altura y regresar una hora después a la superficie terrestre. El próximo martes 20 de julio lo hará Jeff Bezos, fundador de Amazon, junto con su hermano, Mark, además de la piloto de 82 años Wally Funk y un estudiante holandés de 18 años, cuyo padre pagó varios millones para conseguir un asiento. 

 Posteriormente lo hará Elon Musk, fundador de SpaceX, una empresa privada que es contratista de la NASA y que el año pasado ya puso astronautas en órbita. Todos ellos habrán viajado al espacio con la idea de ser los pioneros del turismo interestelar, pero, ¿qué implicaciones tiene esta nueva área para la humanidad? “De repente se puede pensar que los viajes al espacio son como tirar el dinero cuando hay personas con hambre aquí en la Tierra, pero gracias a estos trabajos también se puede hacer llegar el conocimiento a lugares donde no hay nada. Las posibilidades, por ejemplo, de una agricultura diferente y sustentable, de tratamientos médicos, o la generación de redes de comunicación, son parte de las implicaciones de que más gente pueda llegar al espacio. La física espacial es mucho más necesaria de lo que se puede pensar”, asegura en entrevista la Dra. Julia Lénica Martínez Bretón, académica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad La Salle y especialista en física espacial. 

 Ante la pregunta: ¿es dinero tirado a la basura?, la respuesta es no, pues asegura que el turismo espacial permite que las personas se interesen en lo que parece solo le gustaba a un sector de locos. 

“Esto nos vuelve cuerdos a este sector, hace que le interese al común de las personas y cuando uno crea información o elementos para todos los demás se crea un bien que puede ser rentable; con esto se generan empleos, información en medios, esto ya no es solo un rubro académico o lúdico, se convierte en elementos de la vida real”. 

 La Dra. Martínez Bretón asegura que la cuestión no es quiénes pueden ir, sino que quienes vayan: ¿qué van a reportar de beneficio para la humanidad? Aunque asegura que en términos de conocimiento quienes tendrían prioridad para obtener un lugar serían científicos o investigadores que puedan hablarnos de cómo se comportan las células en estado de ingravidez, cómo se dan los fenómenos inmunológicos, qué virus pueden procrearse y cuáles no, cómo se disminuye la masa muscular, cómo interacciona la radiación electromagnética con los sistemas biológicos, entre muchas otras preguntas, lo que se puede obtener de personas que no sean científicas y vayan al espacio es entender nuestra fragilidad. 

“Estamos en una circunstancia mundial en donde nuestras mentes como humanidad no deben tener límites porque el planeta se está acabando. Lo que nos puede salvar es tener esta consciencia. 

 Si el turismo espacial permite a las personas ser conscientes de esta fragilidad, quizá podamos hacer algo por conservar nuestro ambiente, la responsabilidad de quien vaya al espacio es mucha”. 

 La especialista es contundente, el conocimiento científico y la parte tecnológica para estar ahí existe, la posibilidad de que cualquier persona pueda estar ahí existe, pero la reflexión tiene que ser más profunda. 

 ¿Qué se siente estar en el espacio? Esta seguramente es una pregunta básica al ver que la posibilidad de ir al espacio para cualquiera es más cercana. Hasta ahora las misiones de turismo estarán alrededor de los 100 kilómetros, que es el límite de la mesosfera y la ionosfera, la física espacial indicará las zonas más seguras, con capas con menor ionización, es decir partículas altamente cargadas que pueden generar bastantes problemas, tanto a la tecnología a bordo como a la vida misma. 

 Sobre la sensación de estar ahí, la Dra. Martínez Bretón explica que en términos generales, la sensación es como cuando uno está en la cama y disminuye la masa muscular, porque la atracción de la gravedad es en diferente dirección que cuando uno está en pie. “Siempre es hacia abajo, pero en la cama se distribuye en todo el cuerpo. Cuando uno está en el espacio el estado de ingravidez está en todo el cuerpo, por lo tanto no hay quien empuje la sangre hacia abajo, por ello hay una disminución en la eficiencia de las válvulas venosas. Como los músculos ya no tienen que levantarnos de la tierra, se debilitan”. También podrían presentarse problemas de tipo inmunológico y una pérdida de calcio por orina en el orden del 70%. 

 A nivel neurológico se tiene una disminución del flujo sanguíneo. 

 Definitivamente estar en el espacio no es un lugar propicio para el hombre, concluye la especialista, pero para la mente del hombre sí. “Esto es muy importante porque el ser humano es capaz de entender el espacio exterior, crear modelos matemáticos y describir lo que pasa ahí aunque su cuerpo no esté ahí”. Dijo que lo más importante es que hoy sabemos que lo que podemos investigar en el espacio exterior tiene consecuencias tanto en el área biológica, médica, electromagnética, de ingeniería y otras áreas que pueden tener beneficios sustanciales a la humanidad en general. 

 “Yo no me preocuparía porque cualquiera pueda ir al espacio, me preocuparía que todos los esfuerzos que se hicieron para que ellos lleguen allá no se traduzcan en beneficios para la humanidad, misma que es merecedora del conocimiento”. 

 El espacio, un límite sin propietarios 

Hasta antes del denominado turismo espacial, ocho civiles habían viajado al espacio. Dennis Tito, empresario multimillonario, fue considerado en 2001 como el primer turista espacial. Pagó 20 mdd para ir a bordo del cohete ruso Soyuz hasta la Estación Espacial Internacional. El último viaje en estas condiciones se dio en 2008, pero el número de viajeros se duplicará de aquí a 2023.  

La transmisión del 20 de julio, en vivo desde: blueorigin.com 

 El espacio se ha propuesto en términos científicos como un lugar para todos. Desde México, el Instituto de Geofísica tiene un sitio para observar el clima espacial: sciesmex.unam.mx 

 

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