El ingeniero civil es por tradición el profesional ligado a la industria de la construcción, es quien se responsabiliza de la planeación, el diseño y la ejecución de la infraestructura que necesitan los núcleos de población: redes de aguas, edificaciones, sistemas de transporte, vías de comunicación, vivienda, etcétera; su campo de acción es tan amplio como el proyecto que esté realizando en ese momento, desde la reconstrucción de banquetas en una colonia, hasta la construcción de un aeropuerto, sin importar el tamaño de la obra, todas tienen una razón de ser en el contexto urbano.
La primera impresión sobre la labor del ingeniero es “estar en la obra”, olvidando el impacto de dichas obras en la modificación del territorio y por consecuencia de la vida de los futuros usuarios, pareciera ser que se construye para materializar los proyectos conforme a los planos, pero en realidad la esencia en la labor del ingeniero civil va más allá, construimos para proporcionar seguridad ante los eventos naturales: sismos, vientos, huracanes, etcétera, la labor del ingeniero es congruente con el instituto de supervivencia de cualquier ser vivo, construir y habitar espacios seguros.
También construimos para satisfacer demandas o necesidades, en este contexto es necesario marcar la diferencia, ya que entenderemos como “demanda” aquella solicitud de un cliente (público o privado) que desea un servicio de ingeniería civil; y, por otro lado, entenderemos como “necesidad” la satisfacción de un requisito básico que requiere la construcción de infraestructura como la vivienda o una red de agua potable.
Hay que visualizar permanentemente sobre el impacto social de la construcción, y como las obras bien planeadas impactan positivamente en la calidad de vida de los usuarios, olvidar la construcción solo como la etapa de “obra” y reflexionar que lo construido permanecerá, generalmente, más tiempo que su propio constructor.
Escrito por: Mtro. Ernesto Ramírez Cornejo
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